miércoles, septiembre 01, 2004

Los fantasmas que dibujaste en mi espalda

No sabes lo duro que me resultó volverte a oler. De todas las colonias que había en el mostrador probé la que usas tu. Al principio no lo reconocía, pero cuando paso un tiempo y me olí la mano, te vi. Vi tu cuello, me vi a mi besándote, apartándote esos pelos que se te caían del flequillo.
Nos vi abrazados por la noche, sin poder separarme de ti.
Enseguida me quitaba la mano de la nariz, para de olerlo, buscaba un sitio donde no pudiera olerte. Detrás de la espalda, lejos de mi, detrás de las rodillas,... y seguía oliéndote, a mi lado, junto a mi, tan cerca..., te veía aquí, mirándome tímida, poniendo esos ojos, mordiéndote el labio con media sonrisa.
Y no sabía donde esconderme, no había sitios para huir, y seguía oliéndote a mi lado, con esa música sonando, cuando yo me sentía grande, justo antes de mi autodestrucción, justo antes de volver a ser yo mismo, justo después de olerte.

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

10:51 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

10:52 p. m.  
Blogger duluoz said...

y que siempre tenga que haber algún gilipollas...

1:46 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

CARA O CRUZ

Me revuelvo en la cama. No puedo dormir. Hace calor y yo giro y giro sin parar, intentando no asfixiarme en el sofoco de la noche. Lo he intentado todo, pero es imposible: ovejas, vacas y pollos dan vueltas en mi cabeza en una danza infernal. Y en medio de todos ellos siempre se cuela ese fantasma del pasado, persiguiéndome desde el estatismo de lo que ya pasó, en un intento desesperado de continuar en el presente y no ser olvidado, recordándome aquellas palabras que me condenaron al insomnio… Y yo me escondo entre las sábanas, tratando de huir de él, pero siempre está ahí, siempre ahí. A lo lejos, el eco de una voz llega a mis oídos suave y trémulo, repitiendo una y otra vez: ¿Y si…? ¿Y si…? ¿Y si…?... Y pasan las horas eternas de la madrugada: 4:36, 5:21, 6:08,… y mi cabeza va a estallar. El calor es ahora insoportable, las sábanas se retuercen entre mis piernas como una serpiente ahogando a su presa y mi pelo es una maraña de contradicciones.
Ya sé que esto no es vida, que no me puedo esconder. Me queda poco tiempo y es hora de actuar. Sólo tengo que lanzar una moneda al aire, pero ¿qué saldrá, cara o cruz?

12:39 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

CARA O CRUZ

Me revuelvo en la cama. No puedo dormir. Hace calor y yo giro y giro sin parar, intentando no asfixiarme en el sofoco de la noche. Lo he intentado todo, pero es imposible: ovejas, vacas y pollos dan vueltas en mi cabeza en una danza infernal. Y en medio de todos ellos siempre se cuela ese fantasma del pasado, persiguiéndome desde el estatismo de lo que ya pasó, en un intento desesperado de continuar en el presente y no ser olvidado, recordándome aquellas palabras que me condenaron al insomnio… Y yo me escondo entre las sábanas, tratando de huir de él, pero siempre está ahí, siempre ahí. A lo lejos, el eco de una voz llega a mis oídos suave y trémulo, repitiendo una y otra vez: ¿Y si…? ¿Y si…? ¿Y si…?... Y pasan las horas eternas de la madrugada: 4:36, 5:21, 6:08,… y mi cabeza va a estallar. El calor es ahora insoportable, las sábanas se retuercen entre mis piernas como una serpiente ahogando a su presa y mi pelo es una maraña de contradicciones.
Ya sé que esto no es vida, que no me puedo esconder. Me queda poco tiempo y es hora de actuar. Sólo tengo que lanzar una moneda al aire, pero ¿qué saldrá, cara o cruz?

12:39 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home