Mañanas al Alfonsillo

Una mañana, cualquiera de las mañanas de mayo, te levantas y no estas. Andas por tu casa y tu familia no te reconoce, ni siquiera te pueden ver. Tampoco es que tu hagas muchos esfuerzos para que te vean, estás despeinado, andas arrastrando los pies, ya te da igual todo después de lo que paso anoche.
Ahora que lo piensas no sabes si fue real, es decir, llevabas un pedo enorme y ni siquiera sabes como has regresado a casa. ¿Había alguien contigo anoche? ¿Lo pudo ver alguien más? ¿Con quién cojones estás hablando ahora?
Creo que lo mejor es salir de casa, no sé, di que vas a dar una vuelta, a hacer algunas cosas al centro de la ciudad.
¿Y a donde iré?
Dicen que con una caña se pasa la resaca...