lunes, octubre 11, 2004

Viviendo la bohemia

Te puse bien tus gafas en la Calle del Olvido, me abandonaste al lado del banco zaragozano.
Dejé de planchar las camisas, pedí ropa usada en el Hospicio de San Francisco.
Salí a las tres de la tarde para volver a casa a las ocho de la mañana.
Dejé de comer para ocupar el espacio vacio de mi estomago tan sólo con alcohol. Fumaba plata para quitarme de ti. Temía que llegase la hora de volver a dormir, alargaba la noche hasta la mañana.
Dejé de ir al supermercado.
Empecé a dormir en camas sin hacer, a despertarme empapado del sudor del alcohol.
Conocí a extraños, y me hacía su mejor compañero de una sola noche.
Pedía que me invitasen a tragos, pedía dinero prestado, suplicaba por hachis.
De camino a casa tiraba piedras al cartel del banco zaragozano.
Llegaba ciego a casa y me ponía a escribir, después dormía con un cubo al lado, para no tener que ir corriendo al baño.